Ayer celebrábamos la Epifanía, la manifestación del Hijo Unigénito, hecho niño en Belén, a los pueblos gentiles.
Jesús acaba de ser bautizado por Juan y está de regreso de su preparación en el desierto, acogiendo el proyecto del Padre para sí y enfrentándose a las tentaciones que intentan apartarlo de este proyecto.
Nuestro Dios ha plantado su tienda en medio de su pueblo. No ha hecho distinciones entre judíos y gentiles. Él ha venido a salvarnos a todos y a curar todas nuestras enfermedades y dolencias; a sanar nuestro cuerpo y nuestro espíritu.