En el Evangelio de hoy vemos a un leproso, consciente de su situación marginal, movido por la fe, pues no otra razón le pone en camino, se acerca a Jesús. Este acercamiento evidencia su fe: cree realmente en Jesús.
Pide a Jesús su sanación, pero sujetándola a la voluntad de Jesús. Y como ha salido del Padre y ha venido al mundo justamente para esto, la respuesta que se le da al que así suplica, no puede ser otra que esta: “Quiero, queda limpio.”
Hoy en día es preciso comprender que la la fe en la vida de cada uno y de cada comunidad es para buscar ese camino, y encontrar a Dios y abrirnos a su bendición; pidiendo para recibir y llamando para ser acogidos.