La llamada del Señor es un privilegio que, aunque muchos podrían tener, pocos lo tienen, es Él el que nos llama a ser sus discípulos, aunque existan personas con misiones diferente de otros, podemos servirle y serle fiel en su obra, como el nos prometió siempre el estará con nosotros, por eso no debemos dudar nunca del camino que el Señor ha elegido para cada uno de nosotros.
Jesús elige a sus apóstoles en la tierra para que cumplan con una misión muy importante como servir a sus hermanos y serles fiel, entre ellos encontramos a nuestras Hermanas religiosas y a los sacerdotes, y nosotros, también estamos llamados a cumplir una misión una vez llegue el llamado del Señor a nuestros corazones.