Celebramos hoy la presentación de Jesús en el templo. Los sacerdotes del templo de aquel tiempo no cayeron en la cuenta de quién era.
Todos los cristianos disfrutamos de esa alegría. A cada uno de nosotros el mismo Cristo Jesús ha salido a nuestro encuentro y se nos ha presentado como el Señor y Dios de nuestra vida. Gracias a esta presentación hoy gozamos de sentir la alegría y el amor de Dios.
Pero esta gran buena nueva, también venía con un futuro desgarrador, porque en algunos años Jesús recibiría el desprecio y la traición del hombre, esto le traería dolor a su madre María.
Un sentimiento que todos los cristianos compartimos con María. También a nosotros se nos rompe el corazón de dolor al ver que muchos de nuestros contemporáneos rechazan a Jesús.